viernes, mayo 05, 2006

Cíclope en procesión

Por Betty Boop*

Eso fue lo que pasó: se levantó por fin erecto. Y como venía sucediendo casi a diario, pensó en Ivone. Tantos años de noviazgo y sin más ni más, lo cortó. Se largó con otro como dirían las mamás, y eso lo afectó. Y esa mañana erecta, se levantó y vio su reflejo en el espejo y confirmó lo que Luis Fernando le dijo la noche anterior: “uy hermano usted se envejeció; le estoy viendo una pata de gallina grande guevón”.

Tenía razón, pensó.

Había pasado un año desde lo de Ivone y aún no se recuperaba del todo. Ya había superado la peor parte pero la tuza seguía vivita y él se sentía como en una prisión. Se dijo así mismo que no era muy buena idea ser un recién echado cercano a los cuarenta y ocho. No. Ese no era un buen augurio. Pero esa mañana estaba erecto; la primera vez en un año. Y se lo miró como quien mira una verruga. “Existes maricón –le dijo– pensé que te habías quedado hibernando”. Se lo empujó un poquito, se lo acarició y Cíclope se estremeció.

Media vuelta y pa´lacama, pensó. Y el boxer se lo rozaba un poco. Y comenzó a pasar revista a los mejores polvos, que no son necesariamente los de las novias, ni siquiera los de las amigas. A veces una clandestina puede llevarse el cetro de oro y caucho. Y Cíclope se concentró y enfocó la procesión en plano medio invertido: de la cabeza del pubis hacia abajo, y de los pies hacia arriba.

Imaginó a Carolina con su vientre suave color canela y olor a costa caribe colombiana. Ombligo hundido no sin antes curvearse eróticamente y posar de voluptuoso; pubis canela, extendido y húmedo. Se acordó de cómo gozaban. Hasta pensó que eso, a la larga, era puro encoñe y Cíclope se tensó y se arqueó un poco hacia arriba; y se lo comenzó a friccionar y casi se viene pero cambió el ritmo. Y se le cruzó Ximena, que con su equipaje de mojigata del Femenino terminó embarazada de cualquier hijo de vecino en Santo Domingo, Antioquia, pero se la chupaba delicioso, y no era ni mal polvo, pensó.

Pensó que a veces las ex novias son de colores: azul con naranja; blanco pálido con carmesí; morado con rosado; negro con rojo. Otras son encuentros de bar, salsa y sudor, champeta y vallenatos. Otras son sólo polvo con buenas piernas, tetas y calzoncitos bikini.

Y apareció Ivone en el plano medio invertido, pero rápidamente Cíclope dio cabrilla, la esquivó y no pudo evitar acordarse de Marcela. La bella Marcela. Cuánto no la deseó; quería comérsela a toda hora. ¡Qué piernas! ¡Y qué estatura! ¡Qué cara! Y el pelo: rubio, lacio y perfumado; siempre perfumado. Imaginó su cabeza entre sus piernas largas, con bellos rubios, y por una milésima de segundo imaginó su pubis, porque en esa oportunidad la inexperiencia no lo dejó coronar.

A la hora de la verdad, como clásico macho se sabe de memoria el guión de lobo feroz; de antagonista, el de perro, el insensible, el macho a fin de cuentas. Y por el resquicio de la culpa de haber perdido a Ivone se le metió la novia del Simpson. Qué hembra, pensó. Desde el principio se miraron con ganitas. Una noche en medio de una reunión en la cocina, con la excusa del hielo, él alcanzó a meterle la mano entre el brassier y le sintió unas tetas suaves, más bien grandecitas, tibias. Y alcanzó a sobárselas un ratito antes de que entrara el Simpson, ingenuo de todo. La segunda vez, en el Carmen de Apicalá, el Simpson se pasó de tragos; el muy guevón –pensó–, y estando en la piscina le acarició el pubis y ella se dejó y jadeó hasta que llegó algún inoportuno del combo, y se acabó la maratón.

Y no aguantó. El semen lo salpicó. Siempre es que un año de prisión es mucho tiempo, bendita eyaculada. Mi Dios tenga bien cuidadita a Ivone y que brille para las exnovias la luz perpetua, suspiró.

*Esta es la bajada de calzones de una comunicadora llena de energía, desenfado e imaginación. Betty Boop acaba de cumplir cuarenta y es una bacanería.

1 Comments:

Blogger Astrolabio-jsa said...

Interesante leer una narración eróticomasculina en la pluma de una mujer. Cordial saludo.

11:20 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home